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Hello!
Bye-bye!... Hello! Bye-bye!... Hello! Bye-bye!... Hello! Bye-bye!...
El grupito de apoyo, formado por otras dos, también del sexo femenino,
gritaba a aire: “Speak more nice ladyyyyyyyy...”
Me llamó extremadamente la atención el comportamiento adolescente de unas
señoras tan maduras. Me pregunto si
el contacto asiduo con los quinceañeros tiene algo que ver en el juvenil
comportamiento. Quizá han pensado las amables damiselas que volver al planteamiento
de la pre-pubertad sería una cura barata de rejuvenecimiento. Lamentablemente,
si quieres borrar arrugas tienes que estar dispuesto a pagar ácido hialurónico.
Ya que, para desgracia de la coquetería femenina, lo que nunca nos devolverá una
conducta adolescente es una cara lisa y tersa, ni un cabello fabuloso ni una
mirada brillante. Ni la falta de madurez mental podrá limpiar nuestras arterias
del exceso de colesterol.
Llamé a una amiga colombiana, de esas que tienen mucho ritmo y mucha
marcha, e invité a la tercera de la historia a tomarse una clara con nosotras.
Estaban televisando el fútbol y el ambiente estaba a tope en todas las
cafeterías. Nos reímos y hablamos de todo y de nada. Sobre todo, de nada que
tuviese que ver con las maravillosas camaradas. Y, de vuelta a casa, esta vez
sin bicicleta, mi amiga me devolvió un caballete y un cuadro de un repollo a
medio terminar que había dejado en su casa en mi último periplo por Hamburgo.
Es estupendo tener amigos que nos hagan olvidar a los frustrados solitarios.
Como diría un paisano: “Que vivan los chismosos, que cada día nos vuelven
más famosos.”
Copyright Luisa Fernández Baladrón
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