Tuesday 30 December 2014

EL PODER DE LA FARMACIA

Pero qué razón tenías Antonio Ontiveros! Fue hace unos días, a propósito de la carta a Papá Noel:

A nadie le amarga un dulce, pero cuando te duele algo solo piensas en estar bueno.”

En la noche de la primera a la segunda Navidad una infección de oídos me hizo recordar lo que es el dolor y para que sirven las medicinas. En cuanto el farmacéutico puso los medicamentos en mi mano me faltó tiempo para correr a casa a engullir ración con la ansiedad del mayor adicto. Me quede dormida, arropada en cienmil mantas y recuperando todo el sueño que había perdido desde la noche.  

Y al despertarme el dolor había pasado. Habría besado los pies del que inventó los calmantes y hasta el inmundo guardapolvo del primero que machacó la fórmula en un mortero.

Mi mayor agradecimiento a todos estos que dejan sus horas y sus días en la búsqueda de un remedio frente a la dolencia. La avaricia de los grandes laboratorios farmacéuticos empaña con frecuencia su trabajo. Pero el negocio y la vocación todavía son cosas diferentes.



 
 
 

Copyright Luisa Fernández Baladrón

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Thursday 18 December 2014

LA BANDA DEL JUSTICIERO

Termina una semana difícil.

El sábado pasado fui a dar clase a Sa Vileta en bici y el frío me caló hasta los pulmones. Así que el lunes ya estaba en marcha el resfriado. Hacía VEINTE años que no tenía uno. Y con ese trancazo y la nariz congestionada fui haciendo frente a las clases.

En la última lección del lunes (una particular a una chica de quince años) irrumpió el moreno y extranjero padrastro veintisieteañero, propinando lindezas y exigiendo que se le explicase por qué la quinceañera no aprobaba el inglés. Lo cierto es que la madre cambió de colegio a la jovencita este mismo año y el nuevo liceo tiene un nivel de idiomas que está diez veces por encima de la cabeza de la niña y de toda su familia. Ahora, la nena necesita urgentemente más de trescientas horas de clase para ponerse al día. En lugar de eso, la familia ha decidido “ayudarla” con una hora de clase particular por semana. Hace ya más de un mes informé de esto a la mamá, quien prometió estudiar el tema. Y, cuando ya parecía que estaba olvidado, aparece su lustroso y joven segundo marido.

Un conocido tiene por costumbre tararear un pasodoble cada vez que alguien intenta provocarlo. Cuanto mayor sea el agravio, más fuerte tararea. Estaba tan entretenida recordando al conocido que, sin querer, mi pensamiento llamó a la puerta de “La Banda del Justiciero”: una charanga compuesta por un trompeta, un violinista y un ex-reno de Papá Noel al que jubilaron debido a ciertos problemas intestinales que le provocaban una horrorosa aerofagia. Pudolf, el reno más peditivo, disfruta ahora de su retiro musical mientras deleita a los seguidores de la orquesta con su elevado sentido del ritmo. Pero no con populares pasodobles, sino con exquisitos Waltzes al mejor estilo vienés. Para la ocasión que nos ocupa, el maestro de ceremonias eligió “El Danubio Azul”.

Blaue Donau (Johann Strauss)

Dirige la orquesta el maestro Xosé Troitiño (El Justiciero de la Bicicleta).

(El maestro se acerca al atril y eleva la batuta)

PA – RA – RA – RA – RA

PU-PU           PU-PU

PA – RA – RA – RA – RA

PU-PU           PU-PU

PA – RA – RA – RA – RA

PU-PU           PU-PU

PA – RA – RA – RA – RA

PU-PU           PU-PU

                                                                              

Más rápido...

 
PA – RA – RA – RA – RA

PU-PU           PU-PU

PA – RA – RA – RA – RA

PU-PU           PU-PU

 
PA – RA- RA – RA - RAAAA

PU-PU-PU-PU-PU

 
PA – PA - PAAAAAAAA

PU-PU-PU-PU-PU

 PA - PA - PAAAAAA

PU-PU-PU-PU-PU

 

PA - PA - PAAAAAA

PU-PU-PU-PU-PU


PA - PA - PAAAAAA


PU-PU-PU-PU-PU
 

PA PAAAAA

PU-PU-PU-PU-PU

 
PA PAAAAA

PU-PU-PU-PU-PU

VIENTO – VIENTO – VIENTO – VIENTO – VIENTO - VIENTO – VIENTO – VIENTO – VIENTO – VIENTO VIENTO – VIENTO – VIEN - TO – VIEN- TO – VIEN- TO – VIEEEEEEEEEEN – TO –TO – TO – TOOOOOOO

PU-PU-PU-PU-PU-PU-PUUUUU

Un abrazo desde Palma y una nueva foto para el “throw back Thursday”:

 
 
 

 
 
 
 
 
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Sunday 14 December 2014

A LETTER TO SANTA

A los niños les aburre repetir palabras. Así que, cuando hay una difícil, la transformamos en contraseña para la clase siguiente. Les apunto a los ojos con la luz de la linterna que lleva incorporada mi bolígrafo (regalo del Sr. Meyer durante la época “Es Fangar”) y les digo: “contraseña para el próximo día”. A continuación, la palabra más larga que se me ocurra en ese momento: hot-air balloon, rollerskating, fire engine.  

A los niños les encanta. Tanto, que ahora les hago aprender hasta frases completas, tipo “I like oranges”, “fruit is healthy” o “apples are crunchy”. La actual es “a letter to Santa”, ya que el martes hemos prometido escribir a la regordeta versión de San Nicolás de Bari que se sacó de la manga cierto refresco de cola.

El ambientillo me ha llevado a escribir mi propia carta. No una de esas tipo Miss Universo (pido por la passs mundiaaaal) sino una lista infantil de peticiones que deje seco el pozo de los deseos. Yo quiero ésto, y ésto, y ésto, y ésto, y ésto, y ésto...

Es un placer disponer de los fondos del Banco Europeo en época de bonanza, aunque sólo sea en la carta a papá Noel. Puestos a pedir, he encargado hasta un helicóptero para ir de vez en cuando a la península.

Al fin y al cabo, soñar es gratis. ¿Por qué no permitírnoslo de vez en cuando?

Un abrazo desde Palma
 
 
 
 

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Monday 1 December 2014

UNA TAZA DE TÉ


 
De pequeños estaba prohibido. Por aquél entonces los niños no tomaban excitantes. Eso incluía el té, el café y todos esos refrescos de cola. A los niños Fanta de naranja - luego llegaría la efímera Mirinda-. El té, ni olerlo.

Eso sí, en verano llegaba tía Laura y, con ella, el té, las rosquillas de café con leche y los caramelos de La Violeta. Se preparaba una taza enorme y nos daba un poquito a cada uno, sirviéndolo en nuestras tazas desde la suya. Aun en pijama, nos subíamos a una banqueta para alcanzar un pocillo transparente. Y salíamos disimuladamente con el té en la mano.

Hoy ha sido un día lluvioso; de esos fríos y molestos tan típicos del norte. Al ver el chaparrón he preferido el metro a la bicicleta para poder llevar un paraguas. Aun así, cuando volví a casa caía la lluvia a través de mis tacones. Y es entonces cuando, con esa sensación de cuerpo entumecido por el frío, vino la ducha caliente, la toalla grande y el pantalón de franela, la mantita, el cuello enfundado en un chal y el olor de la colonia.

Cogí la taza con las dos manos, caldeando la cara con el olor a frambuesa. Y me senté en mi silla favorita, escuchando a RY X y disfrutando, una vez más, de la tregua de la casa. Que entre el martes a golpe de brebaje.

Un abrazo desde Palma.
 


 
 
 

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