El mueblista solicitó a nuestro hombre si
podía preparar el grueso del trabajo en su propio domicilio e instalarlo
después en el lugar correspondiente. Razonaba el ebanista que su residencia
estaba mucho más equipada en máquinas que la del cliente y, además, se
evitarían un buen número de ruidos y residuos molestos. El cliente aceptó
encantado en cuanto oyó el razonamiento.
Días más tarde vino la instalación de las
repisas. El interesado contempló con afán el montaje de tablas y más tablas. De
repente llegó la conclusión.
“Ya está” – le oyó decir al ebanista –
“¿Qué le parece?”
Horrorizado, mi amigo contempló un
espectáculo mucho más parecido a un nicho que a una vitrina. A los cajones
rectos y sin gracia los adornaba una falta total de ajuste a la pared. Ni
cristal, ni puerta, ni pestillo. Para coronar la obra maestra, el artesano
regaló a nuestro amigo un pequeño marco de color negro con una foto de
crisantemos que depositó, justamente, sobre la parte más baja de la biblioteca.
- “El crisantemo es el color de
Mallorca” – sentenció el artesano.
Mi amigo, que es muy buen hombre pero algo
inseguro, no se atrevió a decirle al maestro lo que pensaba. En su lugar, se
pasó por la casa de un tercero, al que llamaremos Mario, para pedirle que se
acercara a darle su opinión.
Mario dejó todo a un lado para ir a ver la
obra cuanto antes. Resta decir cuál era su verdadera opinión sobre aquél
engendro. Pero el buenazo de Mario no quiso apenar a nuestro hombre. Así que se
limitó a decirle que le parecía diferente. Algo más reconfortado, el cliente
envió al mueblero la transferencia del resto de la deuda.
Por la tarde llegó a casa su mujer. Y, por
supuesto, la esposa no escatimó en adjetivos que dejasen clara su opinión sobre
la obra maestra. Indignado, mi amigo
corrió a casa de Mario para contarle la reacción de su mujer. Y allí se
encontró al ebanista, que acababa de instalar en casa de su amigo una vitrina
idéntica a la que él había encargado.
Cuando tengas alguna duda, pregúntale a tu
opinión, no a la de tu vecino.
Copyright Luisa Fernández Baladrón
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