Ayer iba con prisa. Cuando salía de la Plaza de
España hacia las Avenidas, justo en ese único tramo de la calle San
Miguel en el que está permitido que circulen las bicis, ese en el
que hay una gasolinera, había un automóvil aparcado en doble fila
diréctamente en la curva. El poco espacio restante se “sorteaba”
entre los automóviles y bicicletas que bajaban hacia la Plaza de los
Patines. No había sitio para los que querían acceder a la avenida.
Fijate por donde, justo enfrente se encontraba un amable policía
municipal, sentado sobre su moto, uniformado y en actitud de
servicio. Así que allá me fui: a pedirle al policía que hablase
con el dueño para que retirase su vehículo.
-
Khe? Khe lo desssaparkeee, quiereee? Señoraaa! Sólo es un coche en doble fila! No me tttt....... khe... llll ... kho...nessssss
Si en ese momento hubiese conducido mi bicicleta
sobre la acera, el mismo policía me habría puesto una multa de
cincuenta euros. Pero allí estaba el automóvil, aparcado en doble
fila, obstaculizando el paso y con todo el atasco alrededor.
Me bajé de la bici y caminé durante un rato, con la bicicleta al
lado y la sensación de impotencia pegada a la nuca. Qué bueno
habría sido, en estos momentos, que uno esos super-héroes de TBO le
hubiese recordado al agente la importancia de las normas que la
policía ayuda a cumplir.
De repente me lo imaginé descendiendo a toda
prisa del infinito, con su traje de ciclista y una capa amarilla,
como si acabase de ganar el Tour de France; armado con una porra de
papel maché pintada de amarillo,
a juego con el maillot y con la capa. Xosé Troitiño, “ O
Xusticiero de Lourizán”, más conocido como “El Justiciero de la
Bicicleta”, propinando una colleja al agente del desorden con su
arma de papel: con su “tío amarillo” (“der gelbe Onkel”)
como diría un alemán.
- Zip! Zap! Toma, toma regalo por tu buen comportamiento! – dice el Justiciero.
Y, de un sólo revés, envía al interfecto a la “silla de pensar”:
esa que usan los profesores ingleses cuando quieren que un niño deje
de hacer travesuras.
-
¿Te ha quedado claro por qué te hemos sentado en esa silla? ¿Si? ¿Te sientes preparado ahora para volver a sentarte con los demás?
-
Hustissiero de la bissikleta, hustissiero de la bissikleta! Axudenoooos, por favooooo!
Copyright Luisa Fernández Baladrón
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