Wednesday 27 January 2016

LA MAGIA DE LA FARMACIA




Pero qué razón tenías Antonio Ontiveros! Fue hace unos días, a propósito de la carta a Papá Noel:

A nadie le amarga un dulce, pero cuando te duele algo solo piensas en estar bueno.”


En la noche de la primera a la segunda Navidad una infección de oídos me hizo recordar lo que es el dolor y para que sirven las medicinas. En cuanto el farmacéutico puso los medicamentos en mi mano me faltó tiempo para correr a casa a engullir ración con la ansiedad del mayor adicto. Me quede dormida, arropada en cienmil mantas y recuperando todo el sueño que había perdido desde la noche.

Y al despertarme el dolor había pasado. Habría besado los pies del que inventó los calmantes y hasta el inmundo guardapolvo del primero que machacó la fórmula en un mortero.

Mi mayor agradecimiento a todos estos que dejan sus horas y sus días en la búsqueda de un remedio frente a la dolencia. La avaricia de los grandes laboratorios farmacéuticos empaña con frecuencia su trabajo. Pero el negocio y la vocación todavía son cosas diferentes.




Copyright Luisa Fernández Baladrón

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