Los niños ya han vuelto al colegio y los papás a la faena: el
obrero a la construcción; el remendón a sus zapatos y el repostero
a cocer la masa en el horno. Hasta el Congreso de los Diputados ha
decidido reunirse, después de acuerdos y desacuerdos.
Y es entonces cuando aparece un nuevo prototipo de trabajo creado por
nuestros flamantes jefes de la patria: una mujer que posa tras el
atril con el nene consumiendo de su seno; un gorgojillo que levanta
el puño en alto; unos compadres que se turnan para acunar al primer
lactante con escaño bajo el brazo. El modelo es más vistoso que el
puerto deportivo de Marina da Horta: un culebrón mejor que La Saga
de los Porretas.
Este dechado de novedades me maravilla y me desconcierta.Quizá por
ser de otro tiempo en el que se empeñaban en enseñarnos que las
cosas se conseguían con dedicación constante y relevante para el
fin perseguido. Otrora nos decían que para sacar un diez en
matemáticas servían de poco los conocimientos de geografía; que si
querías empleo tenías que buscarlo. Y si querías reconstruir una
economía maltrecha y crear ocupación para todos, había que
intentar convencer a la mayor cantidad posible de inversores
potenciales de que vale la pena invertir en lo que hacemos.
¿Te imaginas si todos hiciésemos lo mismo? La señora bombero que
para un momento para que reposte su pequeño, mientras se quema entre
las llamas el niño de la vecina; la juez que paraliza la vista para
mostrar su ternura maternal; la policía que deja al peligroso
narcotraficante estupefacto, cuando cumple con sus obligaciones de
mamá en plena detención del delincuente; la piloto de avión que
descuida los mandos en pleno aterrizaje; la cirujano que
abandona la operación y la dentista que te deja
literalmente con la boca abierta para demostrar, una vez más, que
primero lo personal y luego lo profesional.
¿Es ésta la forma en que nuestros jefes de la patria piensan
mejorar lo presente? Atrás quedan los tiempos de la sufragista
Pankhurst. Y atrás también los días en que Tele5 sorprendía por
su chavacanería. El Gran Reality parece haberse hecho un hueco en
nuestra sociedad y, ahora mismo, nos dirige desde el Parlamento.
Cuando me vuelvan a decir “vota” voy a botar la pelota.
Copyright Luisa Fernández Baladrón
Usted puede utilizar este enlace en su página, reenviar este texto o distribuir el documento completo de forma GRATUITA y SIN MODIFICARLO. No puede modificar, extraer o copiar este texto sin la autorización de su autor
asesorfiscal, binissalem, binisalemhttp://www.fernandezbaladron.com
No comments:
Post a Comment